Belén Barroso, MBA en Educ. Ambiental de la Universidad de Málaga y co-fundadora de Cronopios Comunicación. Nos da algunos consejos para empezar con el proceso de certificación como empresa B. También explica los desafíos a considerar una vez que te certificaste. Tres consejos y cuatro desafíos.
3 consejos para ser empresa B
- No priorizar la certificación.
Las empresas que quieren ser B, necesitan no priorizar la certificación, necesitan entenderla como un medio, un mapa de ruta. Es una herramienta de medición, pero sobre todo de gestión. Además de evaluar el desempeño en las cinco áreas de impacto (clientes, gobernanza, trabajadores, comunidad y medioambiente). Podemos ver estos aspectos a mejorar para escalar el propósito. Y como resultado, la mejora continua, el impacto positivo sobre la economía, las personas y el planeta.
- Poner el sistema organizacional al servicio del propósito
La diferencia entre las empresas tradicionales y las empresas con propósito. Es que estas últimas han evolucionado, tienen como misión responder al qué, cómo y para quiénes, hacia la definición de un propósito que orienta el por qué o para qué lo hacen. Las empresas B entienden el modelo de negocios, lo usan como una herramienta para mejorar el bienestar de las personas y el medio ambiente. No hay acciones (o no deberían haber) puntales de RSC, sino que todo el sistema organizacional se pone al servicio del propósito definido… Y el éxito se mide a partir de los avances y no en la cuenta de resultados financieros.
- Ubicar el valor de la colaboración en el centro
Respecto a los valores, las empresas certificadas B Corp firman, al certificar, un acuerdo de interdependencia. En muchas, el punto de partida es, al menos, uno o más ODS. Los cuales llevan intrínsecos estos y otros valores pro-ambientales. Además, se comprometen a ser honestas y transparentes atravesando el proceso riguroso de Evaluación de Impacto B; buscan contagiar, inspirar a otras personas a sumarse al desafío desde la escucha, el amor, la responsabilidad y el respeto por la vida y la tierra que compartimos.
4 desafíos de ser empresa B
- Lograr que la certificación sea sólo el punto de partida
El primer desafío es no relajarse en la gestión del impacto. Obtener la certificación es el punto de partida, pero se trata de mantener y mejorar ese impacto cada vez, es por ello, que las empresas B necesitan estar “obsesionadas” con su propósito. Por esta razón, a muchas de las personas que las constituyen les brillan los ojos cuando hablan de él (he sido testigo y no la única). Es muy fácil perder el norte y por lo tanto, todo, absolutamente todo lo que la empresa sueña, hace y dice debe sustentarse en su propósito y abogar por él.
- Dejar atrás la comunicación como herramienta y convertirla en aliada estratégica
Otro reto puede ser la comunicación. Sin embargo, algunas empresas siguen la comunicación como una herramienta operativa, reactiva, unidireccional y estática. Lo correcto es verla como aliada estratégica en la toma de decisiones. Es interdependiente, dinámica y absolutamente conversacional. Tanto el propósito como también su comunicación, repercuten directamente en la reputación, en la generación de vínculos y el cumplimiento de objetivos organizacionales. Dejando el storytelling y pasando al storydoing; mientras se mide continuamente lo bueno, lo malo, lo esperado y lo inesperado, para seguir mejorando a partir de la información.
- Impulsar el desarrollo con otros
Luego está el sistema de apoyo. Todas aquellas personas y organizaciones (múltiples sectores del entramado social, político, económico, etc.). Estos que acompañan e impulsan el desarrollo de este tipo de empresas. Cada vez hay más países, que han logrado las regulaciones que las consolidan y le aportan un marco legal particular. Igualmente, se necesitan otros actores que las pongan en agenda, las potencien y fortalezcan su labor. Para ello, se han creado, por ejemplo, movimientos como los “multiplicadores o consultores B”. Estos con el fin de acompañar a empresas en la medición de impactos y su certificación; abogados B (para desarrollar el marco regulatorio); academia B (para acelerarlo desde la academia); y por suerte, varios más.
- Medir B, medir mejor
Finalmente, (aunque hay otros), un cuarto reto, es la medición del impacto organizacional. Pasar de la medición de resultados, sobre todo financieros a la medición de impactos en la economía local, en las personas y el medio ambiente. La evaluación de impacto B es un excelente ejercicio para identificar esos indicadores, que salen de la cuenta de resultados clásica.
Seguí aprendiendo
Podés aprender más sobre cómo ser empresa B en nuestro capítulo de podcast Empresas B: Comunicación para ser y no parecer. En este sexto episodio de Conversaciones, el co-fundador de AlmaNatura, Juanjo Manzano Sánchez. Nos cuenta cómo se convirtieron en la primera Empresa B de España y por qué la comunicación tiene un rol central en la construcción del ser sostenible. También te recomendamos nuestra nota ¿Por qué Gire decidió certificar B? te ayudará con la prática de estos consejos.
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