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Si formás parte del área de Recursos Humanos o de Comunicación de una organización y creés en la comunicación interna como una herramienta transversal. Que nos permite lograr los objetivos de negocio, este artículo te va a interesar.

Si en tu organización aún no tienen definida una Política de Comunicación Interna (PCI) o incluso nunca escucharon hablar de ella. Es importante que comencemos desde el principio. Para gestionar la comunicación interna adecuadamente, la PCI es una aliada infalible.

Por definición es un documento conformado por pautas generales sobre el modo en el que debe gestionarse la comunicación interna. La administración de los recursos comunicacionales y la sistematización de procesos en pos de facilitar la circulación de la información en función de nuestro público interno.

Es mucho el esfuerzo, la dedicación y el compromiso que se pone en juego. Cuando queremos impulsar un plan estratégico, un programa o una acción; como para que no lleguen a cumplir su objetivo por no contar con una PCI definida.

Pero, ¡atención! es muy fácil caer en la tentación de redactar la PCI y que quede allí guardada en Mis Documentos. Una vez diseñada, debe ser aprobada por la Dirección y después darla a conocer a todos los miembros de la organización para que sea puesta en práctica.

Bueno, ahora que conocés su importancia, te contamos qué tenés que tener en cuenta al momento de redactarla:

  • Introducción: Breve presentación de la política; responde a: ¿Para qué?
  • Objetivos: Los 3 ó 4 objetivos que esperamos cumplir con la política; responde a: ¿Qué queremos lograr?
  • Alcance: Qué público abarca; responde a: ¿A quiénes está destinada?
  • Compromiso: Enunciar la necesidad de contar con el compromiso de todos los miembros de la organización para cumplirla y respetarla.
  • Canales de CI: Detallar el objetivo y funcionamiento de cada uno de los canales de comunicación interna.
  • Confidencialidad de la información: Resguardar la información que circula dentro de la organización dejando en claro que el contenido es propio de la institución.

La PCI ayudará a tu organización a tener un método estandarizado de comunicación interna que le otorgará previsibilidad y recurrencia al modo en que los colaboradores acceden a la información.

Sólo hay que animarse a proponer las reglas claras y sí, la condición fundamental es comprometerse a cumplirla.

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La cartelera es el medio de comunicación interna más común y utilizada en cualquier compañía. Es un canal efectivo y de gran llegada, siempre y cuando esté ubicada en un lugar estratégico: concurrido por los empleados y de fácil acceso visual. La forma de utilizarla correctamente es realizar una actualización periódica de la información publicada en la cartelera; si esta herramienta no renueva constantemente la información que brinda, se vuelve un canal obsoleto y pierde su eficacia.

Ahora bien, una vez terminado ese primer párrafo introductorio casi de manual de secundaria, pongámonos por un minuto en abogados del diablo y analicemos: ¿La cartelera es realmente la herramienta de comunicación más eficaz para los empleados de mí empresa? ¿No será este un canal ya obsoleto en el siglo XXI y el auge del entorno digital?

En la actualidad la venta de diarios ha caído marcadamente, la gente prefiere leer las noticias en internet. La información es más dinámica, los medios audiovisuales adquirieron una relevancia enorme y todo indica que este es el camino que seguiremos recorriendo como sociedad. Esta tendencia hacia lo digital y lo audiovisual también llegó obviamente hace rato a la comunicación interna y hoy en día muchas empresas han reemplazado las carteleras por monitores: las noticias para los empleados ahora se muestran en pantallas, en animaciones con texto, imágenes e inclusive música. Nos olvidamos de imprimir en papel (¡punto a favor en sustentabilidad!) y podemos ofrecer un canal de comunicación más llamativo y a tono con los tiempos que corren.

Si bien esta opción parece ser más atractiva y aggiornada, también tiene sus contras. En primera instancia esta herramienta parece más costosa y compleja que la tradicional cartelera. Es una inversión que una empresa tiene que realizar con conciencia y entender que probablemente rinda sus frutos en un mediano o largo plazo. A su vez, no está de más decir que no sólo se necesita de la tecnología (computadoras, monitores, etc.) para desarrollarla sino también del personal idóneo para manejarlo y actualizarlo.

Entonces, ¿cartelera o pantallas? Es seguro que no hay una respuesta válida para todos los casos. Cada empresa es un mundo, y un canal de comunicación eficiente para una compañía puede tranquilamente no serlo para otra. Quizás para una compañía tradicionalista, con trabajadores de mayor edad acostumbrados toda su vida a tomarse un café en el pasillo en sus 5 minutos de descanso y voltear su cabeza para leer la cartelera cada día o cada semana, un monitor no sea un cambio necesario ni una herramienta de mayor impacto.

Simplemente, es bueno saber que cada día tenemos más elementos a nuestra disposición para implementar y mejorar los canales de comunicación y de intercambio con nuestros empleados. Lo importante siempre es tratar de hacer un análisis y una investigación sobre las costumbres, actitudes e intereses de la gente para poder decidir cuál herramienta es la que se adecúa más a las necesidades de mi empresa.

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En la nota “Practicá la comunicación segura” encendimos la mecha sobre la importancia del brief. ¿Te quedaste con ganas de conocer las maravillas que puede lograr ese simple documento? Bueno, nos parece que ya es momento de develar el misterio y contarte sus beneficios y cómo hacer para que un brief sea exitoso.

Cuando tenemos una campaña en puerta lo primero que tenemos que hacer  es preparar el brief. Pero antes de sentarnos a escribir es importante  que conozcas algunas de sus reglas básicas:

  • Un ping-pong. Se redactan preguntas para responder junto al cliente
  • Tiene que ser breve. No hace falta escribir una enciclopedia
  • Es organizador. Su función principal es ordenar las ideas
  • Una inyección de creatividad. La información que nos da, nos inspira
  • No lo tomemos como un ancla. Tampoco hay que atarse al brief 100%
  • Funciona como termómetro. Después de un tiempo nos ayuda a evaluar la idea original

Y para darte un último empujón y te animes, te dejamos las preguntas que un buen brief tiene que tener:

  1. ¿Qué queremos comunicar?
  2. ¿A quiénes impactamos?
  3. ¿Cuál es el contexto?
  4. Tono: ¿de qué manera queremos comunicarlo? ¿Cómo queremos que se sientan los destinatarios? ¿Qué actitud queremos reforzar? y ¿Cuál es la actitud que queremos cambiar?
  5. ¿Qué esperamos que hagan luego de la comunicación?
  6. ¿Cuál es rol de la comunicación en esta campaña?
  7. ¿Por qué canales vamos a comunicar?
  8. ¿En qué plazos o tiempos?
  9. ¿Con qué presupuesto contamos?

El brief clarifica, focaliza e inspira. Nos proporciona el marco creativo y los acuerdos alcanzados para movernos con soltura (claro está que dentro de los límites establecidos por el brief) y pensar nuestra campaña de comunicación.  Es nuestro escudo para que la frase tan temida y dolorosa “no es lo que tenía en mente” no llegue a nuestros oídos.  Insisto, tomate un tiempo y ponelo en práctica. No te vas a arrepentir.

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¡Gracias!…

Cuando hablamos de creatividad y límites, en principio los consideramos como un binomio de opuestos. Una de las frases más célebres al respecto es “think outside the box”.  Pero cuando los límites de esa caja no son claros, es imposible “cranear” de una manera innovadora, ya que no se tiene presente que es “lo que está bien” y que es “lo que está mal”. Es ahí cuando nos encontramos con feedbacks del tipo “no es lo que tenía en mente”, y deviene la frustración de ambas partes.

Es por eso que el brief debería ser considerado como el mejor aliado para empezar cualquier campaña. Si bien es un proceso que en un principio puede resultar aburrido y hasta a veces innecesario, la falta de un buen brief conlleva a la creación de campañas sin pies ni cabeza.

Si no tenemos en claro cuál es el objetivo principal de la campaña, cómo es el público al que nos dirigimos y cuál es la sensibilidad del momento de la compañía y del mensaje que queremos comunicar la campaña puede resultar en una catástrofe o, al menos, en una mala inversión. Estos son los puntos básicos de partida. Sin estos primeros pasos, el camino para conseguir los objetivos deseados resulta imposible, y es cuando la única herramienta alternativa es el de la bola de cristal y una serie de trabajos basados en la prueba-error. Y como mencionaba antes, el proceso termina siendo desgastante para todos los involucrados en la campaña.

En el imaginario colectivo, el rol de creativo de una agencia o consultora es el de una especie de artista bohemio, que piensa ideas o diseña campañas de manera caprichosa. Si bien hay mucho de intuición y de subjetividad en la creación de nuevos conceptos, cada una de las decisiones que toma el equipo creativo son fundamentadas, por ejemplo, no se usa el mismo tono comunicacional, paleta cromática y estilo estético para alguien que pertenece a la Generación Baby Boomers, como para un público de la Generación Y.

La próxima vez que inicies tu campaña, practicá la comunicación segura, usá brief. Todos los involucrados se beneficiarán de esta práctica. Porque si “cuentas claras conservan amistades”, “reglas concretas”, garantizan mejores resultados.

Una vez que lo internalices como una actividad más, dentro de las que ya realizás, no vas a concebir otra manera de dar el primer paso.

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