La pandemia nos empujó a un cambio de paradigma laboral que todavía está en proceso. En un contexto virtual, donde la violencia de género puede pasar desapercibida, conocé cómo darte cuenta qué está pasando y qué acciones tomar como organización para prevenirlo.
El 2020, con la pandemia por Covid-19 y el aislamiento masivo, se vivieron muchos cambios, pero también se agudizaron ciertas prácticas y desigualdades históricas. La violencia de género, en particular la doméstica, es un ejemplo de ello.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al momento de iniciarse la pandemia, una de cada tres mujeres en el mundo había experimentado violencia física y/o sexual en manos de una pareja en el último año. Avanzado el 2020, UN Women alertó sobre un aumento en las llamadas a las líneas de ayuda en los distintos países, con violencia en las calles, en las casas y también en los espacios virtuales.
Argentina no fue la excepción. Según datos aportados por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), el promedio diario de comunicaciones aumentó el 17% en comparación con el mismo lapso de tiempo anterior. En total, entre enero y noviembre de 2020, la línea 144 recibió 99.156 comunicaciones a sus tres sedes.
¿Qué pasa, entonces, cuando los espacios donde se sufre la violencia son, también, los espacios de trabajo? En la modalidad a distancia, incluso con la nueva tendencia que significa el blended working -una nueva cultura de trabajo dinámica entre la oficina y la casa-, la persona víctima de violencia tiene menos oportunidades de encontrarse con otros y contar qué está pasando.
Más allá de las acciones del Estado y las organizaciones sociales que trabajan el tema, ¿Cómo se puede ayudar desde el ámbito laboral? ¿Qué indicadores hay que tener en cuenta y qué acciones pueden tomar las empresas para prevenir la violencia?
Identifiquemos la violencia
Según Paula Marroni, líder de Proyectos de ABCOM y comunicadora especializada en género y diversidad (UBA), la clave para detectar si alguien del equipo sufre violencia está en los líderes. “La mejor manera de identificar cuando alguna de las personas de mi equipo necesita ayuda es ejercer un liderazgo empático que nos permita conectar más allá de lo laboral. Para eso, en cualquier situación, siempre la comunicación es fundamental: preguntar cómo están, mostrarse disponibles para conversar, demostrar que él/la otra importa más allá de lo profesional”, explica.
La violencia doméstica, señala, necesita de una atención especial: “en ese caso específico y, sobre todo en este contexto en que los límites entre el espacio público y privado se desdibujan, tenemos que estar más atentas y atentos que nunca a aquellas pequeñas señales que nos pueden dar la pauta de que la otra está incómoda, retraída, le cuesta expresarse, se siente inhibida en su espacio doméstico, se la nota angustiada, nerviosa”. Frente a esto, la respuesta de los líderes tiene que ser un “acompañamiento amoroso, que le demuestre que puede contar con su líder y que puede pedir ayuda”.
Nuevos espacios, mismas violencias
Según la experta en género y diversidad, este tipo de acciones no sólo deben estar contempladas para la violencia que sucede en el hogar, sino también para aquellas que puedan ser ejercidas al interior del equipo. La virtualidad laboral es un espacio donde estas cosas suceden.
“Lo primero que tenemos que hacer es no minimizar. Si una persona se siente ofendida o violentada por la razón que sea, tenemos que tomar cartas en el asunto. ¿Por qué digo esto? La violencia en algunos casos es muy visible y fácilmente reconocible. En otros, hay algunos comentarios que desde mi propia subjetividad pueden no ser graves, pero para otras personas sí y eso es igual de atendible. Entonces, si la otra se siente violentada tengo que poner la mirada sobre eso”, explica.
Además de tener siempre presente la Ley contra la violencia de género y la Línea 114 de ayuda -que funciona durante las 24 horas-, es importante llevar adelante las acciones necesarias al interior de las empresas: “desde ABCOM podemos acompañar a generar espacios de conversación donde la violencia doméstica deje de ser un tema tabú y donde la comunicación con nuestro equipo fluya mejor para generar entornos de trabajo más saludables”.
En este nuevo contexto, ya sea 100 por ciento virtual o de blended working, se necesita de liderazgos empáticos, colaboradores y colaboradoras más atentos y atentas, junto con acciones concretas. Al interior de las organizaciones, la capacidad de los y las líderes para generar confianza y conversación se posiciona al frente de la lucha contra la violencia de género.
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