Sostenibilidad, pandemia y nuevos compromisos
Sostenibilidad, pandemia y la búsqueda de nuevos compromisos
La concreción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se vio interrumpida por la pandemia, que, entre otras cosas, obligó a modificar las estrategias corporativas. En esta nota. Una introducción a lo que está sucediendo en el sector privado en términos de sostenibilidad. Acciones, estrategias y por qué es importante hacer con otros.
Tres dimensiones, una agenda, 17 objetivos. Luego de un largo debate que retomó lo social, lo económico y lo ambiental para actualizar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) acordados en el año 2000. 193 estados miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establecieron la Agenda 2030, con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Fue en 2015.
El cambio climático, sus consecuencias y las acciones globales para mitigarlo -como las políticas vinculadas a la descarbonización que surgieron del Acuerdo de París-. Hicieron que no sólo los estados se involucren. Algunas desde la responsabilidad social empresaria, otras directamente desde el triple impacto. Las empresas también comenzaron a repensar y rediseñar sus modelos de negocio. Iniciativas como la Red Argentina de Pacto Global funcionaron como facilitadores de diálogo entre el sector público y el privado.
Cinco años después, sucedió lo inesperado. O lo no deseado: una pandemia mortal puso distancia física entre las personas. Mediatizó aún más las relaciones sociales y cambió, quizás para siempre, las formas de trabajo.
El contexto socio-económico empeoró significativamente. Según el informe Construir un futuro mejor. Acciones para fortalecer la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, presentado en marzo de este año por la Cepal, en América Latina y el Caribe “la crisis sanitaria condujo a la peor crisis económica, social y productiva que ha experimentado la región en los últimos 120 años”. Con una caída del 7,7% del PIB regional en 2020. El FMI la señaló como la región más golpeada del mundo emergente en los ámbitos económico, social y ambiental, las tres dimensiones de la sostenibilidad.
Los ODS enfrentaron, así, nuevos obstáculos y retrasos. Sin embargo, la crisis trajo también grandes esfuerzos y compromisos renovados.
En el proceso
En Argentina, la pandemia encontró a muchas empresas ya encaminadas hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ese es el caso del Grupo Asegurador La Segunda.
“Llevamos en nuestro ADN los valores y principios cooperativos. Lo que hace que tengamos en nuestra gestión siempre en cuenta acciones que generen impactos positivos, ya sea en lo social y ambiental, como en la gobernanza y lo económico. Desde hace más de un año estamos trabajando en la estrategia de sustentabilidad del grupo con la alineación a los ODS de la Agenda 2030. Mostrando nuestro compromiso de una manera más cuantificable y transparente”. Señaló la líder de Comunicación Institucional y Responsable de Gestión Estratégica de Sustentabilidad, Gricel Di Bert.
Estar en el medio de ese proceso no les impidió actuar. “Nuestras acciones fueron creando una mapa de participación para medir nuestra contribución en los ODS 1, 2, 3, 4, 5, 8, 13, 17”, explicó Di Bert.
Entre muchas y diversas acciones internas, implementaron muy rápidamente el teletrabajo, la creación de nuevas fuentes laborales, la aplicación de protocolos de prevención para cuidar la salud de los colaboradores y sus familias. Y una muy interesante campaña solidaria de confección de tapabocas entre los propios colaboradores, tanto para uso propio, como para ser donados a organismos e instituciones.
Otro elemento que señaló fue el vínculo entre comunicación y liderazgo: “nos mantuvimos unidos a través de mensajes de nuestros líderes, y fomentamos el equilibrio y la conciliación de vida personal y laboral”.
En el escenario externo, hicieron cambios en sus servicios, crearon nuevos productos y realizaron acciones sociales. “Nos pusimos al frente como marca para mostrar nuestro compromiso con la comunidad y nuestra cercanía a partir de la adaptación de nuestra imagen, impulsando el respeto a la conducta de aislamiento social, preventivo y obligatorio”, explicó Di Bert.
Un ejemplo de ello es la inversión que realizó el grupo en la importación de reactivos que aceleren la investigación para el desarrollo de kits de detección temprana de virus como el Covid-19 y los de Influenza 1 y 2. Lo hizo a través de DetXMol S.A., una empresa biotecnológica fundada originalmente para el desarrollo de kits biológicos masivos para la detección temprana del cáncer de útero (HPV).
Triple impacto
Mientras algunas organizaciones emprenden el largo proceso de transición hacia una estrategia transversal. Otras nacen en el nuevo paradigma. Un modelo que se desprende del concepto tradicional de sostenibilidad y del que nacen las nuevas empresas es el de triple impacto. Quien trajo el concepto a la mesa fue el británico John Elkington durante la década de 1990.
Según explicó la MBA en Educación Ambiental de la Universidad de Málaga y co-fundadora de Cronopios Comunicación, Belén Barroso. “Elkington planteaba que era necesario para las organizaciones empezar a medir, entender y gestionar su éxito a partir no solamente de sus resultados tradicionales financieros. Sino también los resultados en la economía de la organización y en la economía del lugar donde se inscribía esa organización”. En otras palabras, buscaba trasladar las dimensiones social, económica y ambiental también a las empresas.
En el webinario La transformación hacia el triple impacto. Organizado por ABCOM en diciembre de 2020. Barroso lo diferenció de la responsabilidad social empresaria. “El triple impacto pretende ser un código genético de la empresa. La responsabilidad social, normalmente, son acciones que no siempre están conectadas con el core de la organización”, explicó. Barroso lo plantea, entonces, “como un ADN, como una manera de realmente pensar y estructurar todas las acciones de la empresa”.
Durante el encuentro virtual -disponible en el canal de ABCOM en YouTube– la especialista desarrolló dos ejemplos de compañías de triple impacto. El primero, la agencia española La Casa de Carlota, que hace “activismo creativo” con un equipo de trabajo que incluye personas con síndrome de down o con trastornos del espectro autista. De esta forma, la agencia trabaja con jóvenes de su propia ciudad y visibiliza una nueva manera de entender la creatividad. El otro ejemplo que tomó fue la empresa chilena Karun. Que desde la Patagonia fabrica lentes con material reciclado proveniente de residuos arrojados al mar. En este último caso, Barroso resaltó la figura de su CEO, Thomas Kimber, como un “CEO activista”.
Sistema B
Una forma de trabajar en el marco del triple impacto es estar dentro del paraguas de Sistema B. Las compañías que se certifican como Empresa B ponen en el centro de su modelo de negocio el compromiso socioambiental: miden y analizan las áreas Gobierno, Trabajadores, Clientes, Comunidad y Medio Ambiente. La certificación es entregada por B Lab, una entidad sin fines de lucro en Estados Unidos.
En Argentina. Existen poco más de 100 empresas que siguieron este camino y el Grupo Gire es una de ellas. En términos de sostenibilidad. La pandemia la encontró en una posición más cómoda que otras organizaciones.
Según explicó la analista en Sustentabilidad, Ayelén González, “en Gire experimentamos una aceleración por el contexto de pandemia de nuestro proceso de transformación cultural y la estrategia de sustentabilidad no estuvo exenta de ello”.
Afectados por el cierre de los locales Rapipago, hubo una migración masiva de clientes hacia los canales digitales. El servicio de pago digital a través de WhatsApp y Facebook fue parte de ello.
Además de una gran cantidad de iniciativas de seguridad, salud y bienestar para acompañar a sus colaboradores durante el aislamiento, realizaron dos acciones muy interesantes. “Implementamos nuestros nuevos Estándares de Conducta, un documento que guía nuestro hacer en Gire. Representa quiénes somos y cómo decidimos hacer las cosas”, explicó González. Además, en consonancia con el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la recomendación 206 del mismo organismo, lanzaron la Política de prevención, protección y asistencia en casos de violencia, acoso laboral y/o sexual en el empleo.
Respecto a lo social. Al igual que muchas empresas, trabajaron para mejorar la calidad de vida de quienes más sufrieron la pandemia: “se realizó una donación al proyecto #SeamosUno. Una articulación público privada (grupo de personas, entidades y organizaciones religiosas, sociales y empresarias en coordinación con el Estado). Para ayudar a los sectores más vulnerables de la sociedad durante la urgencia derivada de la pandemia del COvid-19. Aspirando a cubrir las necesidades de cuatro millones de personas con el armado de un millón de cajas con productos alimenticios y de higiene”.
Por último, las mediciones son un aspecto clave del triple impacto. Sirven no sólo para evaluar, sino también para repensar las acciones sostenibles llevadas adelante por la compañía. En ese sentido. La analista en Sustentabilidad de Gire señaló que “la forma de medir tuvo como principal foco el bienestar de los colaboradores. Se realizaron varias encuestas sobre el bienestar, clima y teletrabajo, que permitieron monitorear el estado de las personas en el contexto de aislamiento para el caso de las personas que trabajan desde casa, y de salud y seguridad para el caso de las personas que trabajaron presencial”.
Cambiar es hacer con otros…
“¿Qué rol juega la comunicación en estos procesos de transformación?”. Se pregunta la gerenta general de ABCOM, Patricia Moirano. Para quienes no tienen una empresa de triple impacto, “es como si naciera una empresa nueva”, explica Moirano. “Entonces ahí, para nosotros, la comunicación es clave”.
Ya sea una compañía que entró recientemente en un proceso de cambio. Una que logró la certificación de Sistema B o una empresa de triple impacto creada por un millennial CEO activista. La planificación, la gestión y la evaluación de la comunicación, al igual que el resto de la empresa, debe estar pensada en función de las dimensiones económica, social y ambiental.
Ahora bien. Para poder entrar como sociedad definitivamente en un paradigma de sostenibilidad y pasar del “story telling al story doing”, como dice Barroso en el webinario. Es necesario que más líderes y empresas se sumen a la toma de conciencia y que pongan su voluntad en la necesidad de cambio. Aún transitando la pandemia, con los desafíos pero también con las oportunidades que eso implica. Desde el lado que a cada actor le toca, es necesario comprometerse.
Últimas entradas