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mayo 22, 2014

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Por: abcom

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Categorías: Gestión de la comunicación

Las campañas de comunicación interna necesitan ir un nivel más arriba del que están hoy. Porque seamos sinceros. En la mayoría de los casos se tratan de acciones bien intencionadas pero terriblemente aburridas. El problema está en el modo en que son concebidas y la falta de audacia a la hora de implementar.

Cuando vemos una acción de marketing o una publicidad genial, la mayoría de nosotros abrimos la boca y lanzamos un “wow”. Entonces ¿por qué no hacemos lo mismo con la comunicación interna? ¿Acaso no somos las mismas personas las que disfrutamos de los buenos anuncios fuera de la compañía? Como dijo Einstein “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

En general, las buenas intenciones de campaña interna de las organizaciones terminan en mensajes trillados. Hagamos memoria sobre cuántas veces vimos la frase “tu opinión vale” para la campaña de la encuesta de clima, o “más por vos” para comunicar beneficios, y ni que hablar si se trata de engagement: “Tu compañía tiene mucho de vos”. Si ya te identificaste con alguno de estos ejemplos, es hora de que empieces a pensar fuera de la caja.

Por esto acá van nuestros cinco consejos para hacer de tu campaña un  WOW, así con mayúsculas.

1 – Tus colaboradores viven en el mundo real: no importa lo acartonada que sea la cultura corporativa de la compañía. Las personas que trabajan allí están expuesta a cientos de campañas y anuncios ingeniosos todos los días. Entonces, si querés llamar la atención tu equipo proponete asumir el riesgo de crear una acción de comunicación disruptiva que llame la atención.

2 – Un buen concepto se adapta a cualquier medio: cuando el objetivo de comunicación está claro, la única pregunta que hay que hacerse es si el concepto de campaña aplica indistintamente a todos los canales de comunicación por los que vayamos a vehiculizar nuestra campaña. Si vemos que un canal no aplica a nuestra conceptualización puede que estemos frente a un mal concepto o no estamos exprimiendo todas las posibilidades que nos abre el concepto creado.

3 – Un gran mensaje moviliza: es cierto que la síntesis de información para la acción sucede en la mente de nuestro público objetivo, pero un mensaje ingenioso pone a pensar al instante a la gente. Los miles de eslóganes y frases hechas de ayer que inundan las campañas internas no motivan a los colaboradores de hoy. Se necesitan crear mensajes desafiantes, heroicos, introspectivos que generen una reacción inmediata en las personas.

4 – El que no arriesga no gana: y podés echarle la culpa al manual de branding interno, a tus jefes, a la Región, al core team, y a quién quieras. Pero la verdad es que muchas veces las limitaciones son autoimpuestas. De alguna manera se dispara el “vamos por lo seguro”, cuando en realidad lo único seguro es que ese camino es el que te da menos probabilidades de éxito para tu campaña.

Asumir el riesgo no es gastar una fortuna, ni poner en riesgo tu carrera. Es animarte a comunicar de un modo en el que nunca se hizo dentro de la compañía. Porque en definitiva, si no está prohibido, te lo podés permitir. Pensalo de esta manera, si después de 6 meses, la única persona que se acuerda de tu campaña sos vos, algo no anda bien.

5 – Confiá en el equipo creativo: esto va a sonar a proclama gremial, aunque al mismo tiempo es uno de los mejores consejos que se pueden dar. Si sólo vas a confiar en tu idea y necesitás alguien que la ejecute, hay cientos de profesionales que pueden ayudarte. No tiene sentido que sacrifiques tu presupuesto en una estructura de equipo que no vas a aprovechar.

Pero si lo que buscás es contar con gente que piense con vos, que te ayude a crear puentes y eliminar el gap entre lo que tenés y lo que querés, entonces dedicales el tiempo y la atención que merecen. No sólo porque los elegiste, sino porque el valor de ese equipo está en conocer cientos de realidades que les proporciona un know how amplio para acercarte soluciones posibles.

 

Ahora el último no entraba en el top 5 de este post, pero sería algo así como relee los cinco puntos una y otra vez.

Gracias por llegar hasta acá. Si te gustó compartí este post en tus redes sociales. CONTACTO ABCOM

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marzo 19, 2014

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Por: abcom

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Categorías: Gestión de la comunicación

Nadie te enseñó a escuchar

Pasamos la mayor parte  de nuestras vidas aprendiendo a hablar. Tejemos estrategias discursivas para comunicarnos con otros y preparamos detalladamente nuestra locución. ¿Pero cuánto tiempo le dedicamos a aprender a escuchar o nos predispuestos a comprender a los demás? Es recomendable hacer el ejercicio de preguntarnos sinceramente cuánto espacio de una reunión destinamos a escuchar el feedback de nuestros colegas.

Las empresas invierten grandes sumas en cursos de oratoria, media training y presentaciones orales para la alta dirección. Pero no se dictan cursos de escucha. A pesar de que actualmente se afirma estar en tiempos del management de la escucha activa, aprender a escuchar es aún hoy una deuda en las organizaciones.

Es mucho lo que se habla sobre escucha activa, y más todavía el número de personas que afirman que tienen buenas habilidades de escucha. En general, la experiencia demuestra que lo que hay es una gran capacidad para la escucha alerta. Es decir, escuchar para responder, no para comprender.

Las competencias de escucha son fundamentales para los líderes organizacionales. Escuchar de modo empático garantiza el éxito de una comunicación interpersonal, logrando que sea sincera y productiva. Sucede que la empatía aplicada a la escucha permite ponernos en el lugar del otro, comprender sus motivaciones, sus argumentos y el marco desde el cual significa la realidad. De otro modo, terminaremos tratando de comprender al otro desde los propios paradigmas y universos de significación, entendiendo lo que se desea en lugar de esforzarse por comprender lo que quieren comunicar.

La escucha empática es, sin duda, una de las competencias prioritarias que deben desarrollar todos los colaboradores de una organización. La confianza, el engagement, y las culturas de alto desempeño están ligadas a esto: la capacidad de escucha – comprensión –  y reflexión de sus líderes como herramienta motivacional y para la toma de decisiones.

En función de esto, compartimos un ejercicio para desarrollar la escucha empática:

1 – Hablemos de a uno: estamos en una reunión y todos queremos tomar la palabra y dar nuestros puntos de vista sobre el tema. La premisa es tener calma y organizarnos para exponer los argumentos de a uno y sin ningún tipo de interrupción.

2 – Comprobar que comprendimos: el mejor modo es retomar los argumentos ajenos y explicarlos tal cual los entendimos sin incluir opiniones propias. Una vez que los interlocutores nos afirman que estamos 100% en lo correcto respecto de lo que quisieron decir, es nuestro turno para plantear los argumentos propios.

3 – Impulsar nuestra comprensión: pidamos feedback a nuestros colegas para cerciorarnos que han comprendido nuestros argumentos. Impulsarlos a que apliquen el paso 2 este ejercicio.

4 – Acordar puntos en común: una vez expuestos todos los argumentos y comprendidos, buscar los puntos en común y establecer la base de un acuerdo conversacional. Se eliminan horas de discusiones inútiles y también muchas diferencias.

5 – Recapitular los acuerdos: comprobar nuevamente que todos comprendimos los acuerdos a los que hemos llegado.

CONTACTO ABCOM